A veces, cuando un actor se sumerge por completo en un personaje, la línea entre la ficción y la realidad se vuelve difusa. Y eso fue exactamente lo que le ocurrió a Charlie Hunnam, el protagonista de Monstruos: La historia de Ed Gein, la nueva entrega de la exitosa antología creada por Ryan Murphy para Netflix.
Durante meses, Hunnam habitó la mente del asesino más perturbador del Medio Oeste estadounidense, un hombre cuya historia real inspiró a los villanos más icónicos del cine de terror, desde Norman Bates (Psicosis) hasta Leatherface (La masacre de Texas). Pero lo que más impactó a los fanáticos no fue su interpretación en pantalla… sino lo que hizo después.
Un viaje de ocho horas para despedirse de un monstruo
Cuando el rodaje terminó en Chicago, el actor británico no se fue directamente a casa. En cambio, decidió emprender un viaje de ocho horas en coche hasta Wisconsin, el pequeño pueblo donde Ed Gein nació, vivió y fue enterrado.
Allí, frente a una tumba anónima, cubierta de hierba y sin nombre, Hunnam se detuvo a hablarle al hombre detrás del mito.
En una entrevista reciente, el actor relató ese momento con total sinceridad:
“Le dije a Gein que esperaba que hubiéramos contado su historia con honestidad, al menos eso… y que no lo invitaba a acompañarme en el camino que seguiría a partir de ahora. Estaba listo para despedirme de él, y que eso fuera el final.”
Fue un gesto simbólico, casi ritual, que marcó el fin de una etapa emocionalmente agotadora. Hunnam reconoció que necesitaba cerrar el círculo, dejar atrás a un personaje tan oscuro antes de volver a su vida cotidiana.
“Mi pareja me pidió que volviera siendo yo, no Ed Gein”
La intensidad de la interpretación también afectó su vida personal. El propio Hunnam contó que su pareja le pidió tomarse un tiempo antes de volver a casa, para no llevar consigo la energía del personaje.
“Cuando interpretás un papel así, necesitás tiempo para descomprimir. Mi pareja me dijo que se tomaría un tiempo para recibir de nuevo a mí, no al personaje. Ella fue increíblemente generosa al dejarme trabajar durante tanto tiempo, así que decidí hacerle caso.”
Por eso, antes de volver al Reino Unido, el actor pasó una semana solo en Chicago, procesando todo lo vivido durante la filmación. Luego, realizó su viaje final a Wisconsin para despedirse del asesino que lo había obsesionado durante meses.
Un retrato humano de un monstruo real
Lejos de convertir a Ed Gein en una simple caricatura del mal, Hunnam confesó que su intención fue mostrar la complejidad de su psicología.
Quería entender qué lo llevó a convertirse en el hombre que el mundo conoció como el Carnicero de Plainfield.
“No quería interpretarlo como una caricatura del mal, sino entender su humanidad rota, su psicología distorsionada. Queríamos mostrar una versión humana, tierna y sin filtros de quién fue Ed. Poner en el centro quién era, no solo lo que hizo.”
Esa aproximación empática fue uno de los motivos por los que Monstruos: La historia de Ed Gein logró tanto impacto en el público.
La serie no busca glorificarlo, sino explorar los traumas, la represión y la educación religiosa enfermiza que moldearon su mente.
El resultado es una interpretación perturbadora pero profundamente humana, que deja al espectador con más preguntas que respuestas sobre los límites del bien y del mal.
Pesadillas, insomnio y un papel que lo transformó
Charlie Hunnam admitió que, durante las primeras semanas de rodaje, tuvo pesadillas recurrentes.
El peso psicológico del personaje lo persiguió incluso fuera del set, obligándolo a establecer límites entre su vida personal y el trabajo.
“Al principio temí haber cometido un error al aceptar el papel. Pero a medida que entendía más su historia, mi perspectiva cambió. Me obsesioné con hacerlo bien, con que su dolor y locura tuvieran un contexto.”
Ese compromiso se nota en cada escena de la serie. Hunnam ofrece una interpretación contenida, incómoda y emocionalmente intensa, muy lejos de los papeles de acción que lo hicieron famoso.
Para muchos críticos, es una de las mejores actuaciones de su carrera.
De Sons of Anarchy al horror psicológico de Monstruos
Conocido por su papel de Jax Teller en Sons of Anarchy, Hunnam siempre fue visto como un actor de energía salvaje y carisma físico. Pero este proyecto lo llevó por un camino completamente diferente: el del drama psicológico y el terror realista.
Ryan Murphy y su coguionista Ian Brennan le propusieron el papel convencidos de que podía mostrar la vulnerabilidad del monstruo, no solo su locura. Y no se equivocaron.
La crítica elogió su capacidad para transmitir el conflicto interno de Gein sin recurrir a gestos exagerados, apoyándose más en silencios, miradas y gestos mínimos.
Un final simbólico: dejarlo descansar
La imagen de Hunnam frente a la tumba de Ed Gein es poderosa. Representa no solo una despedida del personaje, sino también una reflexión sobre el costo emocional del arte.
Los actores, al igual que los espectadores, se ven afectados por las historias que interpretan. Pero mientras el público apaga la televisión al final del capítulo, ellos deben aprender a apagar al personaje dentro de sí.
Con su visita a Plainfield, Hunnam cerró el ciclo. Y quizá, en ese gesto íntimo, también ayudó a que Ed Gein descansara de una vez por todas.
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