La actriz Yanina Avila es la revelación de "Crímenes de familia", pero al igual que su personaje, es ninguneada: no cobró un peso ni pudo ver todavía su propia película. Esta es su historia y seguro te llegará al corazón.
Tiene 29 años, es misionera, vive en una humilde casa en la localidad de 25 de Mayo, se llama Yanina Ávila y es la grata revelación de la película de Netflix "Crímenes de familia". Sin dudas, su actuación es una de las sorpresas que propone una película discutible (por sus lugares comunes, su pretensión políticamente correcta y las muy dispares actuaciones de un elenco formado por Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá, Benjamín Amadeo y Sofía Gala).
Yanina vive en 25 de Mayo, Misiones, con su madre Norma y sus hijos de 9 y 4 años, y se gana la vida trabajando en el sector de limpieza del municipio local (actualmente se encuentra de licencia médica). Entrevistada por el sitio Red Magazine Central, señaló: "Para mi es un orgullo, esta es la segunda vez que trabajo en cine y la verdad me enorgullece saber que mi trabajo fue bueno. Esto me llena el alma".
El rodaje de “Crímenes de familia” significó dos meses de grabación en jornadas de mas de 10 horas. "Todavía no vi la película, Me encantaría verla", admite Yanina, que no tiene Netflix en su casa. "Lamentablemente en la parte económica no estoy nada bien, trabajo en el área de limpieza, vivo solo con mi sueldo. De la película no recibí un peso. En el contrato que firmé no figuraba ni una cantidad de dinero específico, solamente durante el proceso de grabación la producción se hizo cargo de mí y de mi hijo, que también forma parte de la película con sus pocos años".
Aunque suene extraño, una producción de Netflix con el aporte del INCAA, con actores de los más reconocidos y de importante suceso comercial, no fue capaz de aportarle a Yanina algún tipo de compensación mínima o regular, ni siquiera facilitarle una conexión de Netflix (Yanina no tiene Internet tampoco). "Soy una luchadora, lucho para pagar el alquiler de la piecita en la que vivimos mis dos hijos, mi mamá y yo, lucho cada día”, explicó.
Tremenda paradoja para una joven actriz que se gana el mango en un trabajo de limpieza, que no cobra un peso por una película en la que interpreta a un personaje que a su vez es trabajadora de hogar particular explotada por sus patrones y estigmatizada por la Justicia.
Fuente: Revista Sudestada
Yanina Avila, sola como su personaje
Tiene 29 años, es misionera, vive en una humilde casa en la localidad de 25 de Mayo, se llama Yanina Ávila y es la grata revelación de la película de Netflix "Crímenes de familia". Sin dudas, su actuación es una de las sorpresas que propone una película discutible (por sus lugares comunes, su pretensión políticamente correcta y las muy dispares actuaciones de un elenco formado por Cecilia Roth, Miguel Ángel Solá, Benjamín Amadeo y Sofía Gala).
Yanina vive en 25 de Mayo, Misiones, con su madre Norma y sus hijos de 9 y 4 años, y se gana la vida trabajando en el sector de limpieza del municipio local (actualmente se encuentra de licencia médica). Entrevistada por el sitio Red Magazine Central, señaló: "Para mi es un orgullo, esta es la segunda vez que trabajo en cine y la verdad me enorgullece saber que mi trabajo fue bueno. Esto me llena el alma".
El rodaje de “Crímenes de familia” significó dos meses de grabación en jornadas de mas de 10 horas. "Todavía no vi la película, Me encantaría verla", admite Yanina, que no tiene Netflix en su casa. "Lamentablemente en la parte económica no estoy nada bien, trabajo en el área de limpieza, vivo solo con mi sueldo. De la película no recibí un peso. En el contrato que firmé no figuraba ni una cantidad de dinero específico, solamente durante el proceso de grabación la producción se hizo cargo de mí y de mi hijo, que también forma parte de la película con sus pocos años".
Aunque suene extraño, una producción de Netflix con el aporte del INCAA, con actores de los más reconocidos y de importante suceso comercial, no fue capaz de aportarle a Yanina algún tipo de compensación mínima o regular, ni siquiera facilitarle una conexión de Netflix (Yanina no tiene Internet tampoco). "Soy una luchadora, lucho para pagar el alquiler de la piecita en la que vivimos mis dos hijos, mi mamá y yo, lucho cada día”, explicó.
Tremenda paradoja para una joven actriz que se gana el mango en un trabajo de limpieza, que no cobra un peso por una película en la que interpreta a un personaje que a su vez es trabajadora de hogar particular explotada por sus patrones y estigmatizada por la Justicia.
Fuente: Revista Sudestada