El 7 de septiembre de 1996, en Villa Paranacito, Entre Ríos, en un absurdo accidente perdía la vida la cantante e ídola popular Gilda. Nació el 11 de octubre de 1961 en Buenos Aires con el nombre de Míriam Alejandra Bianchi, creciendo en el seno de una familia de clase media. Su sueño de Maestra Jardinera y Profesora de educación Física se frustró al fallecer su padre, Míriam de solo 16 años debió hacerse cargo del hogar, al poco tiempo se casó y tuvo 2 hijos, pero la vida le tenía preparada una sorpresa. A finales de 1991, pese a la resistencia de su familia, en respuesta a un aviso, se presentó a un concurso de vocalistas para un grupo de música tropical, brilló y se quedó con el puesto. José Olaya Villajuán, su primer productor, diseñó su estrategia comercial, Míriam solo pidió elegir su nombre artístico “Gilda” en honor a su ídola Rita Hayworth. El compositor y tecladista Juan Carlos Giménez aconsejó a Gilda que lance su carrera como solista y la ayuda con sus primeras composiciones y firmar sus contratos de grabación. En 1992 sale a la luz “De corazón a corazón”, su primer larga duración, el éxito fue abrumador, se convirtió en una celebridad. Gimenez la ayuda a formar una banda con músicos estrellas del rubro, así fue que se lanzaron a maratónicas giras nacionales con hasta 10 presentaciones diarias, Gilda, lejos de mostrarse cansada o agotada, exteriorizaba su alegría y orgullo. En 1994 se le comenzaron a atribuir milagros de sanación, pese a que le restaba importancia y se mostraba ajena a ello, entre sus seguidores los rumores crecían y comenzaron a llamarla “Santa”. El 7 de septiembre de 1996 mientras se dirigían en ómnibus a El Chajarí, a la altura del kilómetro 129 de la Ruta Nacional 12 un camión que circulaba en sentido contrario se cruzó de carril embistiendo al micro de frente. Gilda murió en el acto junto a su madre, su hija mayor, tres músicos y el chofer, la noticia sacudió al mundo de la música, provocando multitudinarias peregrinaciones al lugar del accidente, donde los restos destrozados del micro se convirtieron en un santuario. En su corta carrera Gilda se transformó en un símbolo de la pureza y la sinceridad dentro de un ámbito dominado por mafias, celos, envidias y trampas.
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